El rímmel o máscara de pestañas es uno de los cosméticos que más favorece a una mujer. Nunca falta en el neceser de una chica y está presente en las ocasiones importantes. Sin lugar a dudas, es un gran invento: alarga las pestañas y las separa, da volumen y favorece una mirada intensa.
Sin embargo, aunque lleva casi un siglo en el mercado, sus primeros pasos distan mucho del objetivo que tiene hoy en día. Eugene Rimmel, un cosmetólogo y perfumista francés, creó junto a su padre una pasta a base de plantas que tenía la propiedad de fijar los cabellos y mantenerlos en su sitio. Esto ahorraba trabajo a los hombres de finales de siglo XIX, que pasaban horas hasta lograr dar forma a sus bigotes.
Pero fue en 1913, cuando el químico T. L. Williams, personalizó un maquillaje de pestañas que revolucionó el mercado de la cosmética. El producto fue creado en exclusiva para su hermana Mabel con el objetivo de ayudarle a conquistar a Chet, un amor no correspondido. Williams mezcló vaselina con polvo de carbón y fabricó una máscara de pestañas que, sin duda, favorecería la imagen de su Mabel. Tal fue el éxito del producto –no sólo porque su hermana consiguió enamorar a Chet y casarse con él-, sino porque Williams comenzó a venderlo a través del correo.
El rímel moderno llegó con la señora Helena Rubinstein cuando, en 1957, innovó el mercado con la primera máscara de pestañas fluida, en tubo y con un cepillo aplicador, tal y como lo conocemos hoy en día.
Los colores, tintas y fórmulas usados en la elaboración de la máscara de pestañas son diversos. Algunos de los ingredientes utilizados en su fabricación incluyen agua, expansores de cera, formadores de películas y conservantes.
El rímel viene en tres formatos: crema, pastillas y líquido. La máscara de pestañas líquida es la más común, debido a que su envase tubular suele incluir un cepillo que facilita la aplicación. Estos cepillos pueden ser rectos o curvos y poseen cerdas finas o gruesas. Algunos aplicadores contienen fibras de rayón o nylon para alargar las pestañas.
La respuesta es muy sencilla; si tienes un buen rímel:
• Tus pestañas lucirán más gruesas y más largas, lo que te dará una mirada con más luz, más expresividad y mucho más sensual.
• Tus pestañas no se maltratarán ni resecarán, lo mismo que tus párpados. Si utilizas un rímel de mala calidad, podrías sufrir caída de pestañas.
• Desmaquillarte será mucho más fácil, puesto que si utilizas el desmaquillante correcto, no habrá problemas de residuos que irriten tu ojo.
CÓMO SELECCIONARLO
Lo primero que debes tomar en cuenta es qué tipo de máscara para pestañas necesitas. Primero tienes que definir si debe ser contra agua o no, y después el color. Finalmente deberás decidir si deseas que tus pestañas se vean más largas, más gruesas o una combinación de ambas. Esto generalmente viene en el empaque y no tendrás problema para resolverlo. El tipo de cepillo aplicador del rímel dependerá de lo que desees lograr (delgado, grueso, largo, corto, curveado, etc.).
Lo primero que debes tomar en cuenta es qué tipo de máscara para pestañas necesitas. Primero tienes que definir si debe ser contra agua o no, y después el color. Finalmente deberás decidir si deseas que tus pestañas se vean más largas, más gruesas o una combinación de ambas. Esto generalmente viene en el empaque y no tendrás problema para resolverlo. El tipo de cepillo aplicador del rímel dependerá de lo que desees lograr (delgado, grueso, largo, corto, curveado, etc.).
Cómo aplicarlo
Empieza por aplicarte el rímel en las pestañas inferiores, sosteniendo el aplicador de modo que quede perpendicular al ojo y paralelo a las pestañas. Combina esta técnica con la aplicación tradicional para las pestañas superiores, en la que debes cepillar tus pestañas pasando el aplicador de rímel desde la base hasta la punta de las mismas. Guarda un aplicador de rímel viejo y limpio en tu estuche de productos cosméticos para que puedas usarlo para quitarte los grumos de rímel y separar tus pestañas.
Empieza por aplicarte el rímel en las pestañas inferiores, sosteniendo el aplicador de modo que quede perpendicular al ojo y paralelo a las pestañas. Combina esta técnica con la aplicación tradicional para las pestañas superiores, en la que debes cepillar tus pestañas pasando el aplicador de rímel desde la base hasta la punta de las mismas. Guarda un aplicador de rímel viejo y limpio en tu estuche de productos cosméticos para que puedas usarlo para quitarte los grumos de rímel y separar tus pestañas.
¿Alguna vez te ha pasado que el rímel termina sobre el párpado o debajo de los ojos cuando te lo estás aplicando? Espera a que se seque por completo y luego despréndelo con un cotonete de algodón o con tu esponja. La mayoría del rímel se descascará, haciendo que no sea necesario reparar mucho de tu maquillaje. Siempre revisa que no se te haya corrido el rímel, ya que esto te puede dar una apariencia sucia y puede distraer la atención.
Errores que debes evitar
• Si quieres lograr una apariencia profesional de día, no uses rímel de colores como azul, morado o verde. • No uses un rímel que se corra; hay muchos rímeles que no se corren. • No uses rímeles a prueba de agua a diario; son demasiado difíciles de remover y no son delicados con tus pestañas. • No olvides aplicarte rímel de manera uniforme en las pestañas inferiores. • No te apliques demasiado rímel; tus pestañas se verán apelmazadas. |
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